Teníamos muchas ganas de encontrar esta receta, se la debemos a mi abuela que acostumbraba a realizarla en la juventud durante la cuaresma. Actualmente los roscos duros de Motril o de Semana Santa también conocidos, se hacen muy poco. Quizá sea un par de obradores en Motril y Salobreña los que los realicen en fechas cuaresmales, una autentica pena puesto que son un verdadero placer y una exquisitez que bien merece recordar hoy para intentar prologar esta riquísima tradición. No os la perdáis.
Para estos ingredientes salen como tres docenas de roscos.
INGREDIENTES
1 KG DE HARINA BLANCA DE TRIGO DE USO COMÚN
400 GR DE AZUCAR ( SE PUEDE HACER CON EDULCORANTE LIQUIDO TAMBIEN)
250ML DE VINO BLANCO, PREFERIBLEMENTE UNO DE CALIDAD
200-225 ML DE ANÍS
250 ML DE ACEITE DE OLIVA VIRGEN EXTRA
30 GR DE MATALAHUGA
10 GR DE AJONJOLÍ
PIZCA DE SAL
ELABORACION
La receta es muy sencilla, en primer lugar debemos mezclar todos los ingredientes citados arriba menos la harina. Cuando hayamos mezclado bien incorporaremos la mitad de la harina y mezclaremos con tiento.
Incorporamos la otra mitad y amasamos. Conviene amasar bien y trabajar la masa durante un rato puesto que luego queda mucho más hojaldrado el rosco.
Liamos la bola resultante en un film transparente y dejamos reposar en el frigorífico durante unas horas o de un día para otro. Lo importante es que la masa “tome” bien los ingredientes.
Pasado el tiempo cogemos la masa, la dejamos atemperar y comenzamos a trabajarla, lo suyo es hacer pequeños bastones alargados y cerrar montando uno de los extremos en el otro que es la forma típica de este rosco.
Horneamos a 180 º o 200 º hasta que veamos que se doran. Aconsejamos sacar alguno y comprobar si está bien hecho por dentro.
El olor mientras se hornean estos roscos es probablemente de los placeres mayores que hemos experimentado en la cocina.
Una vez fríos, los podemos guardar en bolsitas y aguantan semanas.